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¿No tenemos relaciones sexuales porque las cosas van mal? ¿O al revés?

Uno de los motivos de consulta más frecuentes es la baja frecuencia de relaciones sexuales que mantiene la pareja. El patrón suele repetirse: cada uno de los miembros pone el foco en una parte de la relación. Mientras uno de los dos dice que tienen problemas a nivel emocional y que esa es la causa de que no tengan encuentros eróticos; el otro cree que la razón para ese distanciamiento es la falta de relaciones íntimas.

¿Quién de los dos tiene razón? Ambos.

La forma en que cada persona analiza la situación, nos está indicando a qué le otorga mayor importancia. Pero ello no significa que no sea capaz de ver que hay otras problemáticas asociadas.

La frustración, la ira y la tristeza que sentimos no nos dejan ver las cosas con claridad. Y de ahí que acusemos al otro de egoísta o pensemos que nos quiere castigar. Nos olvidamos de que el otro también lo está pasando mal.

Pero además, tendemos a esperar que el encuentro erótico ocurra, sin premeditación. Simplemente como fruto de un deseo o excitación irrefrenables. ¿Realmente el sexo (entendido como encuentro erótico), puede surgir? Puede que, cuando ha ocurrido de una forma más espontánea, en realidad lo que haya sucedido es que hemos priorizado el tiempo con el otro, conducidos por el misterio, la fascinación, la ilusión y el deseo de contacto. Elementos que suelen darse (aunque no siempre) cuando conocemos a alguien. En ese contexto, ponemos todas las condiciones para pasar el máximo tiempo juntos y dar rienda suelta a las sensaciones. Por eso también es lógico que, cuando la relación avanza, ese tiempo que podemos compartir ya no sea tanto, tengamos algunas obligaciones que cumplir y sintamos menos curiosidad por la otra persona.

Nuestra propuesta es que no esperéis a que surja. Que lo busquéis, reservando tiempo en común de ocio en vuestra agenda. Es decir, que pongáis las condiciones necesarias para que pueda «surgir».

¿Y qué hacemos con los conflictos emocionales?

Lo primero es hablar. Comunicarnos con asertividad nos permite respetar el punto de vista y los sentimientos que tiene nuestra pareja. Si le escuchamos activamente, podremos resolver y negociar, al menos a mínimos, los conflictos que están generando ese desgaste. Expresad cómo o sentís cada uno, y no deis por hecho lo que está pensando el otro.

Una terapeuta de pareja os puede ayudar a ello. Podéis contactar con nosotras.

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