Cómo salir de una relación abusiva
Las relaciones abusivas suceden en nuestro entorno y lejos de éste, en todas las culturas y países. Y en ellas están implicadas personas de todas las edades o nivel de estudios. Es curioso cómo establecemos vínculos basados en el abuso, sin percatarnos de ello.
Una relación abusiva es aquella en la que se ven vulnerados nuestros derechos: a elegir, a ser nosotros mismos, a vivir con integridad y felicidad.
¿Por qué no nos damos cuenta?
Puede que en tu círculo personal conozcas a alguna persona que está viviendo una relación de pareja donde hay abuso emocional. Tú lo sabes, pero ella no es consciente. No lo ve. Y a pesar de que intentamos mostrarle que lo que está viviendo no es normal, la persona en cuestión se niega a admitirlo. ¿Por qué ocurre? Básicamente por estas dimensiones:
Piensa que su pareja puede cambiar, que lo que está ocurriendo es algo temporal. Su amor es real, y por eso acabará cambiando y mejorando. Tiene una visión idealizada de su pareja.
La persona manipulada, en ocasiones, presenta una autoestima muy baja. Puede que antes de iniciar esa relación fuera alguien fuerte y seguro. Pero con el tiempo ha acabado muy “tocado”, tanto, que ya concibe que es eso lo que le toca vivir.
Vive dentro de un ciclo de chantajes. Puede que ayer le hiciera llorar, pero hoy le ha pedido perdón entre lágrimas.
Tiene miedo a la soledad, al abandono o al rechazo. A pesar de estar viviendo una relación de pareja negativa, la persona piensa que siempre será mejor “eso” a estar sola.
Tiene miedo a las consecuencias por dejar a esa persona: puede existir un claro temor a cómo va a reaccionar la persona en sí.
¿Qué se puede hacer para salir de una relación abusiva?
Lo primero es tomar conciencia. Nadie puede superar un problema si primero no reconoce que hay un “muro” en su vida. Y hay que tenerlo en cuenta: el amor es la principal venda que va a cubrir nuestros ojos. En ocasiones un amor tan ciego e incondicional, donde nos cuesta mucho reconocer que nos están quitando el aire, la integridad.
Hay que decir «no» al miedo, la principal barrera que habremos de saltar. Si no te ves con fuerzas, pide ayuda. A un amigo, a una compañera, a ese familiar que siempre te apoya o cualquier profesional de la salud o servicios sociales.
Cada pareja es un universo propio y particular. Puede que la tuya no sea violenta, pero aún así, tienes miedo a pensar qué será de ti al verte solo. Sin embargo, en ocasiones la soledad es mucho mejor que este tipo de relaciones.
Invierte todas las energías en ti. Has pasado mucho tiempo pendiente de otra persona. Has sido como un pequeño satélite orbitando alrededor de un planeta que no te ha aportado nada. Es hora de moverte, de encontrar tu propio horizonte y recuperar nuevas ilusiones, esas que son propias y que todos merecemos.
Artículo de Valeria Sabater publicado originalmente en La Mente es Maravillosa