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¿Por qué se le da tanta importancia a los preliminares?

Se desconoce quién acuñó el término por primera vez en el ámbito de la sexualidad, pero su calado ha sido tal que es como si todo el mundo hubiera asumido que un encuentro erótico debe incluirlos. Pero, ¿Qué son realmente los preliminares?



Empezamos acudiendo al diccionario de La Real Academia de la Lengua, donde se definen como lo «que sirve de preámbulo o proemio para tratar sólidamente una materia» o «que antecede o se antepone a una acción, a una empresa, a un litigio, a un escrito o a otra cosa.» Ninguna referencia a la sexualidad.

Recurrimos a Google para ver si tenemos más suerte, tecleando «preliminares sexuales» y encontramos millones de entradas. En la web de la revista Cosmopolitan, fuente inagotable de conocimiento (entiéndase con ironía) leemos: “Los preliminares son la antesala del coito, por eso, los juegos previos a las relaciones sexuales te ayudarán a disfrutar mucho más del encuentro.” Del texto extraemos que los preliminares son besos, caricias, mordiscos, masajes, la masturbación o el sexo oral… Prácticas que sirven de teloneros para el artista principal: El coito. 

Es decir, que cuando hablamos de preliminares, estamos aupando al Olimpo del placer al Coito, Dios del Orgasmo Omnipresente. ¿Realmente es así? ¿Es el coito la práctica más placentera? Para algunas personas sí, pero para otras no. Y esto último se ha problematizado hasta hace no tanto.

El coitocentrismo es el problema

Durante mucho tiempo, relación sexual era igual a penetración. Así, la función de los preliminares consistía en preparar a la mujer para que estuviera lo suficientemente lubricada, de manera que se facilitase la introducción del pene.

Y tras esto, hay otro algunos conceptos muy cuestionables:

1 · La brecha orgásmica: la idea de que las mujeres tardamos en excitarnos y sentir un orgasmo y que, por contra, ellos se excitan rápidamente. Pero es una diferencia que no es del todo cierta y que contiene una trampa desde el inicio. En el coito, el hombre recibe una estimulación directa en el pene, lo que favorece su placer; mientras que nuestro clítoris está siendo estimulado de una forma indirecta, lo que lo dificulta.

Comparar el ritmo o la manera en que dos personas disfrutan es un error porque cada sexualidad es única e irrepetible, y se expresa a su propia manera.

2 · La presión por sentir orgasmos a través de la penetración. Si no sientes placer en el coito, no es un problema. Curiosamente son las mujeres a las que les pasa más. Solo 3 de cada 10 siente un orgasmo a través del coito. En el caso de los hombres, en consulta hemos encontrado a quienes nos han confesado que no es la actividad erótica con la que más disfrutan.

3 · El orgasmo como única meta, lo que hace que nos enfrentemos a la relación sexual como si fuese un triatlón. Para llegar a una excitación suficiente, la persona está dispuesta a hacer lo que sea, con tal de conseguir el ansiado premio. Sin embargo, no por tener un orgasmo, se tiene que estar satisfecho. La confianza y la intimidad son claves para conseguirla.

Los preliminares son un producto de marketing

Un encuentro erótico no se inicia con preliminares porque cada práctica tiene sentido en sí misma. Cada acto que estimula nuestros sentidos y eriza nuestro bello, es independiente. ¿Por qué no elaborar tu propia receta? Con o  sin penetración, al principio del encuentro o al final, a solas, en pareja o en grupo, lento o rápido… Es tu decisión.

¡Disfrútalo!

Todo esto y mucho más, es de lo que hablamos con Elixabete Legarda en nuestra tercera cita en su programa Vivir Para Ver de Radio Euskadi. Puedes escucharlo completo aquí:

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