Estrategias para realizar educación sexual en el hogar
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A la hora de hacer educación sexual, las familias se encuentran con un enorme reto. Lo que nos cuentan las madres, padres y otras personas educadoras, es que sienten que les faltan herramientas para llevarla a cabo.
La vergüenza, el miedo y la inseguridad ante este tema son emociones muy presentes en las madres y/o padres. No hace falta desprenderse de éstas, pero sí tomar las riendas y actuar, a pesar de las dudas.
Educamos más con lo que hacemos que con aquello que decimos.
Es lógico que las personas adultas se sientan perdidas a la hora de educar en sexualidad, especialmente si tenemos en cuenta que ellas y ellos no han recibido formación adecuada. El aprendizaje ha ido de la mano del tabú. Nosotras tampoco somos ajenas a ello. En nuestro caso personal, hasta que no llegamos a la Sexología, no pudimos ver los errores que habíamos asumido.
Nada escapa a la sexualidad, ni siquiera no hablar de ella.
Los padres y/o madres somos referente y modelo de aprendizaje. De esta manera, transmitimos valores y actitudes que pueden marcar la forma en que vivirán su sexualidad en el futuro. A través de nuestros gestos y conductas, les trasladamos el valor que le damos a la sexualidad. Es lo que llamamos la Educación Sexual informal.
La actitud que cada persona tiene hacia la sexualidad está basada en la propia experiencia. Por eso, nos gustaría que te tomarais un momento para pensar en cómo fue tu educación sexual. ¿Era un tema que se hablara en casa? ¿Tus padres se demostraban afecto? ¿Cómo viviste la pubertad? ¿Cómo viviste tus primeras experiencias compartidas?
¿Qué actitud tienes hacia la sexualidad?
Ahora, como agentes educativos, vamos a ver qué actitud estáis transmitiendo en casa.
Prohibitiva: Se transmite cuando todas las manifestaciones esconden la idea latente de que el tema sexual es clandestino, siniestro y vergonzoso. Tema tabú, tema a no tocar.
Cuando les decimos que no se toquen, les reñimos o castigamos por sus conductas relacionadas con sus cuerpos o con la curiosidad y la búsqueda de información.
Permisiva: Cuando nuestras conductas promueven el permiso de ver, preguntar o tocarse, pero fuera de nuestra mirada. Les damos el espacio para hacerlo, pero sin nosotros. Dejamos de ser sus referentes para aprender sobre sexualidad, y les dejamos solos, sin dar nuestro punto de vista sobre aquello que están viendo o escuchando.
De cultivo: consiste en ver y vivir el hecho de ser sexuado no como algo prohibido, ni siquiera
permitido, sino como un hecho y una dimensión de los seres humanos que vale la
pena promocionar y, en definitiva, cultivar. Vendría definido por la actitud empática, de acercamiento y comprensión.
Veamos las tres actitudes con un ejemplo práctico. Pongamos que encuentras videos eróticos en el historial de la tablet que usa tu hija o hijo.
- Si le echas la bronca, le prohíbes usar la tablet a solas o juzgas esos vídeos como algo horrible; entonces estás generando que sienta culpa y vergüenza por haberlos visto. Nuestra actitud es prohibitiva. Conseguiremos que oculte lo que siente y piensa. Pero además, lo más probable es que continúe viéndolos, a escondidas.
- Si optas por no decirle nada, estás manteniendo una actitud permisiva, en la que no estás cumpliendo con tu papel como madre o padre, que consiste en acompañar y educar.
- Si decides dialogar para entender y acompañar, preguntando con curiosidad por qué ha visto esos videos y abriéndote a responder a aquello que le gustaría saber; estarás promoviendo una actitud de cultivo. A la vez, puedes decirle que no tiene la edad necesaria para ver esos videos (si es menor), trasladarle tu preocupación en caso de que sean imágenes que no promuevan valores adecuados para ti como padre o madre; decirle que es lógico que tenga curiosidad sobre cómo son las relaciones sexuales, etc. En definitiva, abrir la comunicación y evitar juzgarle.
¿Cuál es el objetivo de la educación sexual?
Tradicionalmente la educación sexual se ha ejercido desde la prevención de embarazos, infecciones. Es decir, desde el miedo. Actualmente, el temor de las personas adultas es a la influencia negativa de las redes sociales y las plataformas de video.
El papel de las familias consiste en ayudar a que aprendan a conocerse, a saber cómo son y cómo funcionan sus cuerpos; promover que puedan aceptarse y sentir que merecen la pena, que se les quiere y acepta como son. Y ayudar a que perciban la sexualidad como una esfera cultivable y placentera
La educación sexual va más allá de las conductas o experiencias compartidas (relaciones sexuales), de los genitales y de la concepción. Realizar una adecuada e integral pedagogía sexológica implica hablar, al menos, de los siguientes temas:
- El cuerpo, los cuerpos. Conocerse es vital para poder aceptarse sus cuerpos.
- Diversidad sexual y género: masculinidades y feminidades.
- Habilidades sociales, comunicación asertiva para poder llegar a expresar sus deseos y hacer efectivo el consenso.
- Autoestima y vínculos igualitarios.
- La intimidad online y offline.
- Emociones sexuales, sensaciones corporales.
- El cuidado mutuo y la corresponsabilidad.
- Etc.
¿Cómo hacerlo?
Lo primero es admitir ante nuestras hijas e hijos que hablar de sexualidad es complicado para nosotros, pero que, aún así, queremos hacerlo. También es importante aceptar nuestra ignorancia sobre ciertas cuestiones. Y a partir de aquí, buscar los recursos (libros, series, podcasts) que nos ayuden a encontrar juntos esa información importante.
Contacta con nosotras y apúntate a uno de nuestros cursos y charlas. También puedes solicitar una sesión de asesoramiento para poder adaptar las herramientas educativas concretas que mejor se ajusten a las características de vuestra familia.