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Mi pareja ve porno a escondidas

“Mi pareja ve porno cuando no estoy en casa y ello me preocupa porque me genera muchas dudas: ¿Por qué no me lo ha dicho? ¿No es suficiente con nuestra vida erótica en común? ¿Busca algo en esas imágenes que yo no le aporto? ¿Debería verlo con mi pareja? ¿Puedo gustarle yo y también el tipo de personaje que aparece en el porno mainstream? ¿Cómo me posiciono ante el tipo de porno que ve?”

Ante esta situación, lo primero es que deje de ser un secreto: al no hablar de ello, podría parecer que es algo perjudicial para la relación. Nada más lejos de la realidad. Si bien no es necesario que os informéis cada vez que uno de los dos ve porno, sí es interesante poner sobre la mesa si lo veis o no, el por qué de una u otra posición, y qué tipo de imágenes o categorías os gustan (en caso de que lo consumáis). Ello puede fortalecer vuestra erótica en común, tal y como ocurre con cualquier otra preferencia sexual.

Consumir pornografía a solas no tiene que ver con la calidad o cantidad de vuestros encuentros eróticos: que alguien vea porno a pesar de tener pareja no está relacionado con la satisfacción o placer que siente en sus relaciones sexuales. El auto erotismo ayuda a conectar con uno mismo, a mantener una adecuada autoestima y a relajarse, por ejemplo. Un acto de amor propio en el que no interviene nadie más y que muchas personas llevan practicando desde su pubertad (o incluso antes), previamente a haber tenido experiencias compartidas.

El placer a solas y en pareja es distinto, y por ello no tenemos que preocuparnos ya que cada uno cumple funciones distintas.

Las imágenes pornográficas no representan un deseo a realizar en pareja: El tipo de porno que se consume suele tener más que ver con un tipo de fantasía que con la realidad. Muchas personas se excitan visionando situaciones, prácticas o cuerpos que no le son cotidianos. Y es precisamente esa disparidad con su rutina lo que les aporta mayor satisfacción. Las fantasías no deben censurarse, ya ocurran en nuestra imaginación o se desarrollen en una ficción audiovisual.

No juzgues el tipo de contenido que ve: como decimos más arriba, se trata de un acto en el que dejarse llevar por la imaginación. Es cierto que la cultura influye en el tipo de porno que consumimos, y que la mayor parte de la industria produce contenido misógino, violento y machista. Esto no quiere decir que todas las personas que lo ven vayan a realizar esas prácticas o que les gustaría llevarlas a cabo. Muchas se sienten incómodas con este contenido y sin embargo no pueden evitar haber construido su sexualidad desde el visionado de este tipo de imágenes y, por tanto, haber aprendido a excitarse de forma automática con las mismas. Por eso, no quieras extraer conclusiones sobre una persona atendiendo al porno que visualiza, resulta muy reduccionista.

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