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Cómo afecta la demencia a la vida en pareja

Aunque se pueda pensar lo contrario, lo cierto es que el inicio de la demencia no tiene por qué significar necesariamente el final de la vida erótica.

Para algunas parejas en las que uno de los miembros padece una demencia como el Alzheimer, los encuentros íntimos pueden ser una de las vías para sentir la cercanía con el otro, a pesar de que otras formas de expresión se encuentren mermadas.

La demencia es un término general que describe una amplia variedad de síntomas relacionados con el deterioro de la memoria u otras capacidades de razonamiento, que es lo suficientemente grave como para reducir la capacidad de una persona para realizar las actividades cotidianas. La enfermedad de Alzheimer representa entre el 60 y el 80 por ciento de los casos. La demencia vascular, que ocurre a consecuencia de un accidente cerebrovascular, es el segundo tipo de demencia más común.

La demencia afecta al cerebro, con lo que el comportamiento y la expresión emocional pueden cambiar de manera impredecible en alguien que ha sido diagnosticado con Alzheimer. Algunas parejas se sienten capaces de adaptarse a estos cambios con relativa facilidad. Sin embargo, a veces uno o ambos pueden sentir diferentes grados de malestar, ira, vergüenza, ansiedad o frustración ante los mismos.

¿Cuáles son esos cambios?

Reducción del interés sexual
Algunas personas con demencia parecen perder interés en la erótica en una etapa temprana, mostrándose más retraídos. Sin embargo, pueden disfrutar de las caricias y los abrazos, aunque ya no sean capaces de iniciar ningún acercamiento por sí mismos. En ciertos casos, la persona con demencia se siente a gusto con esta situación, siempre y cuando la cercanía y el afecto continúen de otras maneras. La falta de deseo también puede presentarse en la pareja de la persona con demencia.

Aumento del deseo erótico
Cuando el deseo aumenta, la pareja de la persona afectada por demencia puede aceptarlo de forma positiva, o bien puede sentirse incapaz de satisfacer el nivel de demanda erótica. En este último caso, para el miembro de la pareja con demencia puede ser difícil aceptar ese rechazo. Puede incluso mostrarse agresiva si sus demandas sexuales no se cumplen. Una conducta asertiva y empática son claves para lidiar con esta situación. Por un lado, se debe dar reconocimiento a las necesidades sexuales de la persona, mostrando respeto a sus sentimientos. Por otro, se deben cortar de manera amable las demandas eróticas. Si es necesario, puede ser conveniente alejarse hasta que ese estado de ánimo de la persona con demencia haya pasado.

En casos extremos, particularmente cuando la persona con demencia es físicamente fuerte, el nivel o la amenaza de la fuerza física puede ser difícil de manejar. Puede ser que este comportamiento forme parte de una larga historia de violencia, algo que puede empeorar por la demencia. En estos casos es importante pedir ayuda para gestionar la situación.

Cambios en los niveles de inhibición
La demencia puede reducir las inhibiciones de una persona, lo que en ocasiones le puede llevar a hacer públicos los pensamientos, sentimientos y comportamientos privados, incluyendo aquellos relacionados con su intimidad sexual. Puede ocurrir también que se insinúe o trate de seducir a otras personas o que se desnude o toque sus genitales en público. También puede usar un lenguaje que nunca ha usado antes o que no es propio de ella.

Estas situaciones pueden resultar embarazosas para los que están cerca de la persona. Sin embargo, también pueden ser muy confusas, angustiosas o frustrantes para la propia persona, especialmente si no puede entender por qué su conducta se considera inapropiada. Este tipo de comportamiento raramente involucra excitación sexual. A veces lo que parece ser sexual es en realidad una indicativo de algo muy diferente. Por ejemplo, alguien que no se haya puesto ropa interior puede simplemente haber olvidado hacerlo.

¿Cómo adaptarse a esos cambios?

Las parejas de las personas con demencia describen una amplia gama de sentimientos acerca de sus relaciones sexuales, que van desde el placer del sexo como algo que todavía pueden compartir, hasta la confusión de ser tocado por quien a veces parece un extraño.

Los sentimientos del miembro de la pareja que no tiene demencia pueden no cambiar hacia la persona que están cuidando en absoluto. Esta situación puede ayudarles a conectar con el otro a través de los encuentros íntimos, incluso si tienen dificultades para comunicarse de otras maneras.

Por el contrario, muchas parejas que son cuidadoras se sienten agotadas por sus responsabilidades de cuidado, sin energía para disfrutar de su sexualidad. Hay quienes encuentran que las tareas que realizan para la persona con demencia, como asearles o ayudarles a usar el baño, les alejan de la idea de mantener relaciones sexuales. Esos mismos cuidados puede hacer que una persona con demencia crea que ha perdido su dignidad, lo que puede afectar a su autoestima y a su relación.

A muchas personas les resulta difícil disfrutar de los encuentros sexuales cuando muchos otros aspectos de la relación han cambiado y poco más se comparte, ya que entienden que carecen de sentido. A veces quien tiene demencia se comporta con más torpeza o desconsideración hacia el otro durante las relaciones sexuales, para lo que es interesante buscar nuevas maneras de relacionarse sexualmente.

En cualquiera de los casos, es importante que la persona con demencia reciba calma, seguridad y afecto, de manera que se sienta aceptada.

Una persona con demencia es todavía capaz de formar nuevas relaciones. Es frecuente que la familia se sienta incómoda al reconocer que la persona todavía puede tener necesidades sexuales. Sin embargo, si la persona desea continuar la relación y no está en ningún riesgo de daño como resultado de la misma, la familia y los amigos deben intentar no interferir.

Mientras la persona con demencia tenga la capacidad de tomar decisiones sobre su vida, entonces es importante respetar su autonomía.

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