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¿Qué hacer cuando el deseo es desigual en pareja?

Los problemas de deseo en pareja son de lo más frecuente, no siempre por la ausencia de éste, sino por la asimetría en el apetito sexual que presentan los miembros de la misma. La quejas suelen repetirse; unos se lamentan de ser quienes “siempre” promueven los encuentros eróticos, mientras que otros afirman sentirse agobiados por la insistencia de su pareja para tener más relaciones sexuales.

Antes de seguir, es conveniente preguntarse ¿A qué nos referimos cuando hablamos de Deseo? Probablemente nos vengan a la cabeza palabras como ganas, impulso, el motor que motiva un encuentro erótico… Y aunque quien lo ha sentido tiene claro qué es, definirlo es más difícil, incluso para los estudiosos de este asunto, debido a la cantidad de elementos fisiológicos, psicológicos y emocionales que comprende.

Kaplan (1979) fue la primera en introducir el Deseo como un elemento de la Respuesta Sexual Humana. Según esta psicóloga y sexóloga, el Deseo era la primera fase del proceso erótico, seguida de la Excitación y el Orgasmo. Su aportación modificaba así el planteamiento de Masters y Johnson, que hablaba de Excitación, Meseta, Orgasmo y Resolución (1966).

“El Deseo Sexual es similar a otros impulsos como el hambre o la sed, en cuanto a que depende de la actividad de una estructura anatómica específica del cerebro (…). Tiene bastas conexiones con otras partes del cerebro lo que permite que el impulso sexual se halle integrado en la totalidad de la experiencia vital del individuo y resulte afectado por ella.”

Helen Singer Kaplan

Hasta hace bien poco, el modelo trifásico de Respuesta Sexual Humana de Kaplan era asumido casi sin discusión por la comunidad científica, con algunas críticas que hablaban de tener en cuenta la intensidad de cada una de las, erróneamente denominadas según estos autores, fases (Schnach, 1991). En 2005, Rosemary Basson nos aporta una nueva visión de la respuesta sexual. Según sus investigaciones, en la mayoría de las mujeres que mantienen una relación a largo plazo, la respuesa sexual obedece a lo que ella ha denominado modelo cíclico biopsicosocial. Basson afirma que la respuesta sexual masculina y la femenina difieren, pues en la mujer existe un feedback entre los aspectos físicos, emocionales y cognitivos.

Atendiendo a esta teoría, el deseo «espontáneo», como un impulso que precede y/o acompaña la excitación y el orgasmo, ocurre en los hombres o en aquellas mujeres que están iniciando una nueva relación.  Si no es el caso, lo más habitual es que al inicio del encuentro la postura sexual sea neutra, y que si los estímulos son suficientes y adecuados, se produzca el paso de la neutralidad a la excitación y el deseo (deseo “reactivo”). Si el resultado es positivo, emocional y físicamente, ello induce al aumento de la motivación sexual.

La gratificación en la mujer, siguiendo el modelo cíclico, se consigue por la satisfacción y el placer (sea con orgasmo o sin él) y con otros aspectos subjetivos como la comunicación con la pareja, la intimidad emocional, la expresión de afecto, el compartir placer físico, complacer al compañero, la autoestima (sentirse atractiva, femenina, apreciada, amada o deseada) el relax o el bienestar.

En un estudio realizado en mujeres portuguesas, el 30,7% declaró comenzar la actividad sexual sin deseo y, una vez iniciada, se excitaban fácilmente. En este grupo era mayor el porcentaje de mujeres con relaciones de larga duración, más de 10 años, que con relaciones recientes, de menos de 1 año (42,2 frente al 22,4%).

Todos estos elementos configuran la predisposición a tener posteriores encuentros eróticos. Son estímulos para pasar de una postura erótica neutra a la excitación y el deseo.

Volviendo a la pregunta de cabecera y según el modelo Basson, la respuesta sería no. En ellos el componente emocional tendría menos peso y su deseo sería más impulsivo mientras el de la mujer sería más reactivo.

Así que, si eres mujer en una relación a largo plazo y crees que tienes un problema porque ya no le deseas como antes, desecha esa idea. Formas parte del 30 al 40% de la población femenina con una relación larga. Conociendo cómo  funciona tu deseo, puedes ponerle remedio. 

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