¿En qué consiste la anorgasmia?
Una reciente revisión de 34 estudios, estima la incidencia de la anorgasmia en torno al 20-50%. En mujeres españolas, se calcula que oscila entre un 5 y un 40%.
En «The Second International Consultation on Sexual Medicine» se definió la anorgasmia de la siguiente manera: «a pesar de una adecuada excitación hay ausencia, notable disminución de la intensidad o retraso del orgasmo, con cualquier tipo de estimulación».
¿Qué es un orgasmo?
Cuando hablamos de la anorgasmia, lo primero es definir el orgasmo, para lo que nos valemos de Jorserra Landa:
“El orgasmo es una respuesta cerebral, que se expresa como una sensación gozosa e intensa, y se desencadena involuntariamente cuando se ha alcanzado un umbral de excitación suficiente.”
Por eso, debemos tener en cuenta que el orgasmo es una percepción subjetiva. Cada persona lo siente de una manera propia.
Los hay más suaves y otros más intensos; los hay ruidosos y silenciosos; también pueden ir acompañados de una eyaculación mientras que otros son secos. Exisen orgasmos en los que se desencadena un llanto, mientras que otros provocan risas… Hay miles de orgasmos posibles, tantos como personas y como momentos.
Cada orgasmo es distinto, cada vez y cada quien
Por eso, cuando se habla de tipos de orgasmos, la respuesta es que hay infinitos tipos. Tantos como orgasmos ocurren. Sin embargo, se suele hablar de dos tipos: Femenino y Masculino. Y dentro del orgasmo femenino, dos subtipos: el vaginal y el clitoriano. Esta distinción comienza en 1905 con Freud, quien postulaba que los orgasmos obtenidos a través de la estimulación del clítoris son un fenómeno puramente adolescente y que la respuesta adecuada de una mujer madura es tender hacia los orgasmos vaginales, es decir, sin ninguna estimulación del clítoris. Freud no aportó ninguna prueba para esta suposición, pero las repercusiones de esta teoría fueron considerables y aún perduran.
De hecho, a este respecto, Joserra Landa afirma:
«Muchas mujeres pretenden lograr orgasmo sin estimulación del clítoris. Dada la plasticidad del cerebro, no es del todo imposible, pero este método sólo sirve para complicarse la existencia; o sea, para obtener frustración donde se pretende satisfacción. En realidad, la idea misma (pretender orgasmo sin usar la maquinaria orgásmica) es bastante extravagante. Es algo similar a que un hombre pretenda tener orgasmos sin estimulación del pene: no es del todo imposible, pero sí es bastante complicado; sobre todo, si aún no se ha logrado mediante el «mecanismo ordinario».
Claro que hay mujeres que logran el orgasmo sin estimulación clitoriana directa, a través de la penetración vaginal, pero son una minoría. Son mujeres a las que el estímulo indirecto del clítoris les es suficiente para alcanzar el umbral de excitación que desencadena el orgasmo.
Causas de la anorgasmia
La razón principal para no sentir un orgasmo es que la persona no conisgue alcanzar un umbral de excitación suficiente para que éste se desencadene. Y esta excitación suficiente a veces no ocurre por:
Auto-desconocimiento: personas que desconocen su propio cuerpo erógeno, que no lo autoestimulan y por tanto, no saben qué y dónde se encuentra su propio placer. A veces, lo que ocurre es que estas personas no se dan permiso para disfrutar del propio cuerpo.
Ansiedad o cierto estado de vigilancia durante el encuentro: los nervios ante un nuevo amante pueden derivar en “anorgasmias puntuales”. Sin embargo, el hecho de vivir el encuentro desde lo que se hace y no desde lo que se siente, dificulta hacerse presente en el “aquí y ahora”, en el propio disfrute.
Tener como objetivo el orgasmo: como ese climax o cima a alcanzar. Un objetivo que contribuye a esa ansiedad de la que hablábamos antes y que impide que viva la relación sexual disfrutando de cada práctica en sí misma. Y es que todas y cada una de las prácticas que realizamos en un encuentro tienen sentido en sí mismas. Si las percibo como tal, sin metas o presiones, contribuyo a que la excitación vaya en aumento.
La satisfacción no se mide en orgasmos
Por eso, si tienes dificultades para sentir un orgasmo, cultiva tu autoerotismo, conócete, valora cada práctica como placentera y no te pongas metas. La intimidad, a cercanía, la seguridad, la conexión emocional contigo mismo y con el otro… son cuestiones que nos aportan placer y satisfacción, más allá del orgasmo.