Deseo Femenino

Por qué no le apetece, a ella

Se calcula que las dificultades relacionadas con el deseo afectan a entre el 30 y 40% de las mujeres en España.

Uno de los primeros factores que se relacionan con la ausencia de apetito sexual es el estrés. Lo que es importante si tenemos en cuenta el papel de la mujer en nuestra sociedad, con muchas de ellas sobrecargadas por sus quehaceres diarios, tanto de tipo profesional como familiar. Casi el 70% de las horas de trabajo doméstico las realizan las mujeres, lo que ocupa gran parte de su jornada diaria contando con menor tiempo para el ocio que los hombres (1 hora menos al día). Datos que nos ayudan a entender la alta prevalencia de esta dificultad erótica entre las mujeres.

¿Qué otros factores afectan al deseo femenino?

Una baja autoestima, es decir, una pobre opinión sobre sí misma o de su apariencia física, de sus aptitudes, de sus éxitos profesionales y personales…etc.; suele ir acompañada de bajo deseo. Cuando una mujer no se siente cómoda con su cuerpo  o tiene una visión negativa de sí misma, está también menos dispuesta a mantener relaciones sexuales.

La falta de impulso erótico también puede ser consecuencia de otros problemas psicológicos, como la ansiedad o la depresión. Y es que, no sólo los síntomas de estas enfermedades contemplan la ausencia de libido, sino que además los tratamientos farmacológicos más habituales para las mismas incluyen como posibles efectos secundarios esta posibilidad.

Si algo afecta claramente al deseo de la mujer es la maternidad. Un recién nacido requiere de atención y cuidados constantes. El cansancio que todo ello conlleva es enorme. Además, la madre sufre cambios importantes a nivel emocional y corporal. Todo un tsunami que se lleva por delante, en demasiadas ocasiones, el deseo femenino.

Como en el caso de los hombres, el ser (o haber sido) víctima de abusos físicos, psíquicos o sexuales tiene consecuencias emocionales profundas; como la de eludir la intimidad interpersonal. De la misma forma, la falta de información y una educación sexual restrictiva, están relacionadas con el bajo deseo. También puede darse una disminución del apetito erótico por motivos hormonales.

A veces se trata de una dificultad sexual secundaria a otra; ya la padezca la propia mujer o su pareja. El vaginismo o la anorgasmia pueden desembocar en una ausencia de deseo, lo que evita la frustración asociada a las primeras. La misma frustración que puede sentir la mujer si su pareja tiene dificultades de erección o eyaculación.

Por último, la falta de asertividad sexual en pareja sería un importante aspecto a tener en cuenta. Si la mujer no disfruta de las relaciones en pareja; se siente agobiada porque él le reclama constantemente tener más encuentros, o bien está aburrida de “hacer siempre lo mismo”; el deseo cae en picado. Para ello es importante comunicarnos en pareja, estar abiertos a escuchar al otro y a probar nuevas prácticas.

Éstos son sólo algunos de los elementos que inciden de forma negativa en la libido femenina. Con todo, es importante que la mujer mantenga entre sus prioridades su propio disfrute y decida que su derecho a sentir placer es importante. Este es el primer paso para el cambio. A veces, es justo el hecho de dar ese paso lo complicado. Podemos ayudarte a hacerlo. Contacta con nosotras para más información.

Publicaciones Similares