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Conciliación familiar para no renunciar a la sexualidad

La crisis desatada por el COVID 19 ha puesto sobre la mesa la necesidad de poner en marcha un plan para la conciliación que sea real y se ajuste a las necesidades de todos los tipos de familias. Algo que es especialmente importante para las mujeres pues somos quienes, ya antes del confinamiento y la cancelación de las clases presenciales, renunciamos más habitualmente para poder cuidar de hijos o hijas, progenitores u otras personas de la familia.

En concreto, 6 de cada 10 mujeres renuncian a su carrera profesional cuando son madres, según datos de la asociación “Yo No Renuncio” del Club de las Malasmadres. El INE apunta a la misma tendencia al desvelar que la mujer dedica el doble de horas que el hombre al trabajo no pagado (labores domésticas, de cuidado o voluntariado).

Sabemos también que, esta ausencia de medidas de conciliación incide directamente en la economía de las mujeres y las familias, pues les relega a jornadas más cortas y a empleos en condiciones más precarias. Una de las razones que explica la denominada brecha salarial. De lo que se habla menos es de la incidencia que esta ausencia de conciliación tiene en la vida erótica de muchas mujeres y sus parejas. Y es que, el inventario de tareas diarias es muy largo y al final del mismo es donde queda el tiempo de ocio, relax, erótica y pareja. Y eso en el mejor de los casos, porque a veces ni siquiera están en la dichosa lista.

¿Cómo puede incidir la conciliación en la vida erótica?

La Organización Mundial de la Salud ya ha alertado de los posibles daños psicológicos y emocionales de la pandemia en los profesionales sanitarios, entre quienes han perdido a sus seres queridos sin la posibilidad de una despedida, para las personas vulnerables económicamente y en general, en una sociedad que ha sido sometida a un alto nivel de estrés e incertidumbre. Pero también se da un efecto muy profundo en la vida afectiva. El distanciamiento personal, el confinamiento prolongado y la falta de conciliación han provocado una crisis en muchas parejas que han perdido espacios para sí.

La intimidad emocional, la comunicación y la expresión de afecto son factores que tienen un claro efecto en el deseo en pareja, especialmente en el femenino. Si habéis discutido a a raíz de la sobrecarga de trabajo doméstico, por el cuidado de hijas e hijos, o bien ella no se siente comprendida por su compañero; es muy probable que no le apetezca tener un encuentro erótico.

El deseo y la erótica requieren tiempo. La manera en que empleamos el ocio es clave. Ya hemos dicho que en el caso de la mujer, ese espacio libre muchas veces no existe pues está lleno de tareas domésticas. En otros casos lo que ocurre es que se completa de obligaciones sociales (visitar a la familia, estar con amigos…) a las que damos prioridad, otorgando mayor importancia al tiempo con otros que al de pareja. En definitiva, el tiempo deja de ser libre, aunque no estemos trabajando. Depende de nosotras y nosotros establecer el tiempo íntimo en la parte superior de la escala de prioridades, para que la erótica y el deseo puedan hacer acto de presencia.

El estrés es una fuente de tensión que provoca que nos sintamos más irascibles a nivel emocional, que nuestro sistema se encuentre también más vulnerable y suframos dolores de forma más frecuente, además de afectar a las hormonas responsables del placer y la satisfacción. Si nos sentimos sobrepasadas y cansadas, el cuerpo nos pedirá reposo. Y esto dificulta la erótica.

La autoestima es otro factor directamente relacionado con una vida erótica más plena. Una valoración positiva del propio aspecto físico, pero también una autoevaluación personal positiva nos ayudan a sentirnos mejor con nosotros mismos, y como consecuencia, a mostrarnos más dispuestos a mantener relaciones sexuales. En este sentido, es importante autocuidarse, cultivarse, establecerse metas y conseguir nuestras aspiraciones. Si mi trabajo no me llena o siento un techo de cristal, ello puede repercutir negativamente en mi autonconcepto.

No debemos dar por hecho que el trabajo remunerado y el cuidado de la familia son excluyentes del tiempo a solas y en pareja. Para ejercer como profesional, madre/padre y pareja de forma satisfactoria, lo primero es que yo me sienta bien conmigo mismo, conmigo misma. Negocia, delega, pide ayuda para esas tareas; y como padres y/o pareja, haced equipo. Porque nadie puede con todo sin pagar algún peaje.

La conciliación nos ayuda a estar más tiempo juntos, en pareja, disfrutando de la compañía mutua y divirtiéndonos. Dejando de lado los roles de padres o gestores domésticos. Mantener una vida sexual activa, tener relaciones positivas y vincularnos significativamente, son elementos fundamentales de nuestra salud psicológica. Por eso, nos unimos a la campaña #estonoesconciliar.

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