Parece que hay quienes poseen el arte de la seducción de forma innata. Sin embargo, se puede aprender a ligar y te contamos cómo.
«Había cogido la entrada meses antes. Sabía que él estaría allí y me sentía dispuesta a desplegar todas mis armas de seducción. Pero a la vez también me encontraba insegura mientras me miraba al espejo… «¿Qué me pongo? ¡No tengo nada! No tenía que haberme cortado el pelo, está demasiado corto». Necesitaba relajarme antes de salir de casa, así que me puse «Me colé en tu fiesta» de Mecano y empecé a cantar y dar saltos como una loca. Estaba lista.
Él iba al concierto con un amigo común, con el que yo había quedado en un bar cerca de la sala donde se celebraba. Estaba hecha un manojo de nervios. Cada vez que me encontraba con él me ponía nerviosa y apenas le dirigía la palabra. Me atraía tanto que me sentía tonta cuando se dirigía a mi. Además de la inseguridad y la vergüenza, me daba rabia no ser capaz de ser yo misma.»
A veces nos llegan a consulta casos como éste. Personas inteligentes, con una vida satisfactoria, y que sin embargo no logran atraer hacia sí a aquellas personas que les gustan.
Jugar bien al juego de seducción depende, en primer término, única y exclusivamente de ti. De que te conozcas tal cual eres, de que confíes en ti, de que tengas un auto-concepto equilibrado, de que potencies tus valores, de que te gustes, te conozcas y tengas una actitud adecuada ante las circunstancias de la vida. La seducción debe empezar desde ti. Primero debes seducirte a ti misma para poder seducir a los demás.
Si bien hasta ahora hemos hablado de seducir en términos de pareja, nuestro objetivo puede ser un cliente o un público. Se trata de persuadir a alguien, convencerle de que merece la pena conocernos mejor, ya que poseemos cualidades positivas.
Pero volviendo al caso que presentábamos al principio en el que la persona no se atreve o no sabe cómo seducir. Lo que trabajamos en consulta es la idea de la seducción como:
Un fin en sí mismo: Disfrutar de proceso de seducción, sin tener más objetivos.
Un juego psicológico: En el que a veces se gana y otras se pierde, como parte de las reglas del propio juego.
Un estilo propio de comunicación: verbal y no verbal, con la transmitimos una actitud positiva.
Un conjunto de habilidades susceptibles de aprendizaje: habilidades sociales y de comunicación que se pueden aprender con ayuda profesional. Usando tus recursos propios, sin imitar a otros.
Un comportamiento: Requiere acción. Nadie seduce sin hacer nada.
Promueve la intimidad: Tener relaciones profundas es una necesidad emocional.
Disminuye la ansiedad ante los encuentros íntimos: pues sentimos que llevamos las riendas.
Fomenta la elaboración de fantasías: como todo juego, promueve la imaginación.
Hablo de la buena seductora como aquella persona proactiva que a partir de ella misma es capaz, desde el aquí y el ahora de:
- Buscar lo extraordinario.
- Convertir las circunstancias difíciles de la vida en retos manejables.
- Tener sentido del humor.
- No sufrir por las pequeñeces.
- Saber sacar la mejor versión de ti misma.
- Estar receptiva a las señales.
- Ser capaz de hacerle sentir a la otra persona como un ser especial y único, el foco de su atención.
- Tener capacidad de escucha, el seductor hace que el otro se sienta escuchado.
Así que ya sabes. Lo primero es atreverse, no te juegas tanto en ello.