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¿En qué consiste la masturbación?

A pesar de no haber registros, el estudio de nuestros parientes más cercanos en la evolución, los bonobos, nos hace pensar que la masturbación es una conducta heredada de nuestros antepasados en la cadena evolutiva. 

Estos chimpancés, con quienes compartimos el 99% del genoma, disfrutan de una sexualidad libre. Realizan conductas eróticas frecuentemente, lo que les resulta útil para la cohesión social, la liberación de estrés y el estrechamiento de lazos afectivos entre miembros del grupo. Entre sus prácticas sexuales también se encuentra la masturbación y el homoerotismo. 

De la libertad con la que expresan su sexualidad los bonobos, al tabú y la represión de la especie humana en nuestros días en relación al autoerotismo, media la cultura. A medida que ésta va adquiriendo un papel más relevante a lo largo de la historia, la visión de la masturbación va transformándose hasta la perspectiva actual, cargada de mitos y falacias.  

La masturbación es practicada por todas las personas que lo desean y deciden hacerlo. No es una práctica solo para adolescentes, gente sin pareja o insatisfecha con sus relaciones. Quienes poseen discapacidades sensoriales, físicas o intelectuales, también tienen derecho a expresarse eróticamente. 

Georgina Burgos

¿Qué es la masturbación?

Nos gusta la definición que Masters, Johnson y Kolodny incluyen en su libro ‘Human Sexuality’: «toda forma de autoplacer sexual obtenido mediante cualquier tipo de estimulación física directa.” 

Tal como la entendemos en Borobil, la masturbación no consiste solamente en la estimulación de los genitales, sino que puede haber incluso ausencia de contacto con ésta zona, debido a que el placer deseado se encuentre en otras partes del cuerpo.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que nuestros genitales forman parte de un cuerpo sexuado y erógeno. Por tanto, es interesante estimular y activar todo el sistema, incluido el cerebro, de manera que tengamos una más intensa sensación y percepción de placer. Nuestra actitud y estado emocional son clave. Estos serán modulados por la vía de la imaginación y/o la activación de los cinco sentidos. 

La etimología de la palabra masturbación no está clara. Mientras unos autores defienden que proviene del griego mecea turba, que significa “excitar el pene”, otros creen que procede de la expresión manus stuprare, es decir, “cometer estrupo con las manos contra uno mismo”.

Georgina Burgos

Durante la infancia, las niñas y niños suelen descubrir la masturbación de forma casual, ya sea porque tienen sensaciones agradables en sus genitales y en la piel, o bien a través de la exploración y descubrimiento de su propio cuerpo. Para ellas y ellos, la masturbación es un acto de estímulo-respuesta en la que no hay un significado erótico. 

A pesar de ello, es importante enseñar a la niña o niño que, en nuestra sociedad, la masturbación es una práctica que forma parte del ámbito privado y que no es recomendable llevarla a cabo ante cualquiera o en sitios públicos. El modo en que transmitimos el mensaje  es fundamental de cara a que entienda que, aunque privada e íntima, la masturbación no está prohibida, ni es incorrecta.

En la adolescencia, la masturbación y las fantasías eróticas son las coductas sexuales más asequibles. Este es el momento en que muchos chicos y chicas se inician en el autoerotismo. 

La transformación del cuerpo y el efecto de las hormonas sexuales les permitirán sentir con pasión su condición sexuada, y se lanzarán a imaginar, probar, descubrir. A su vez, reconstruimos nuestra identidad y desarrollamos nuevas capacidades cognitivas que nos llevan a explorar y comprender el mundo, y a nosotros mismos, desde una perspectiva nueva.

Durante la etapa adulta, la masturbación no desaparece, incluso aunque mantengamos relaciones o vínculos afectivos y/o eróticos con otra persona. Ya en la vejez, la masturbación sigue siendo una práctica deseada aunque se tenga pareja. La creencia de que la sexualidad de las mujeres termina con la menopausia y que los mayores no tienen interés sexual es poco realista. La ciencia va demostrando que nuestra capacidad de estrechar vínculos y buscar el placer, dura toda la vida. 

El autoerotismo nos ayuda a conocernos, a querernos y a expresarnos sexualmente. Sin embargo, hay a quien no le gusta. Esta posición es tan respetable como la contraria y no tiene por qué conllevar síndromes o traumas. 

Quiérete, y si te apetece, mastúrbate.

Fuente: Burgos Gil, G. (2012). La Masturbación, Guía práctica para mujeres, hombres y parejas. Barcelona, De Vecchi Ediciones.

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