Cómo centrarse en las sensaciones para aumentar el placer
Tener una vida erótica compartida que resulte satisfactoria, pasa por mantener relaciones sexuales en las que seamos capaces de percibir las sensaciones agradables fruto del encuentro. Más que sexuales, los encuentros han de ser sensitivos y sensuales.
Estamos acostumbradas a que en conversaciones con amistades, en la ficción (novelas, pelis y series) y en los medios de comunicación, se ponga la valía de la vida erótica en términos cuantitativos: número de veces que se mantienen relaciones sexuales, cantidad de orgasmos alcanzados, variedad de prácticas realizadas… etc.
No estamos negando que para algunas personas estas cuestiones sean fundamentales. Pero para otras muchas (creemos que son mayoría), plantean una obligación. Bajo ese marco, las relaciones se mantienen para cumplir con una serie de objetivos concretos. ¿Qué ocurre cuando no se consiguen esas metas impuestas desde fuera? Aparece la autopercepción de no “ser normal”, de que algo falla, con la frustración correspondiente.
¿Cómo conseguir hacernos presentes en las relaciones sexuales?
La respuesta se puede dividir en seis puntos fundamentales:
Sin objetivos
Mantener un encuentro íntimo es el objetivo en sí mismo. Y que sea disfrutado por todas las personas implicadas, sería la consecuencia.
Ocurre algo interesante cuando tenemos el objetivo del orgasmo. Es parecido a ir a pasar el día en la montaña pero sin alcanzar la cima. ¿Habremos perdido el día entero, o por el contrario habremos disfrutado del contacto con la naturaleza? ¿Sentiremos que hemos echado a perder la jornada por no haber llegado hasta arriba?
Sin guion previo
O mejor dicho, sin el guión que se nos ha impuesto como válido: preliminares + coito o contacto genital + orgasmos. Hay personas que se esfuerzan en que ese guión les guste, y ponen todo su empeño en ello sin resultado. Elaborad vuestros propios guiones, resulta mucho más eficaz y gratificante.
Comunicándoos
Contaos lo que os gusta y lo que no. Vuestras preferencias, miedos, vergüenzas, deseos… Hablando de manera asertiva y empática y quizá, por qué no, en un contexto no erótico (por ejemplo, tomando un café). Aquí es importante atreverse a pedir y no dar por hecho los gustos del otro. Dejemos la telepatía para la ciencia ficción.
Centrando la atención en lo que siento, y no en lo que hago.
Si mantenemos un diálogo interno del tipo “¿Le estará gustando?” “¿Estoy tardando demasiado?” “¿Qué debería estar sintiendo?”; estaré más pendiente de cómo está el otro y de lo que estamos haciendo, que de las sensaciones que ello me reporta. Estar alerta impide al cerebro percibir adecuadamente el placer en mi cuerpo. Es una cuestión de inhibición recíproca. Prestar atención a mis sensación no conlleva ser egoísta, sino responsabilizarse de la parte contratante que puede asumir cada uno, y ésta es el propio placer.
Dándoos tiempo
Tiempo para que la confianza sea mayor entre ambos, y tiempo para el encuentro erótico en sí. Es importante que no haya prisas, que no tengamos preocupaciones que nos distraigan, que nos sintamos bien… Todo lo demás puede esperar.
Conociéndoos
Para poder comunicarnos, elaborar nuestros propios guiones y disfrutar juntos, hemos de tener saber qué nos hace vibrar de manera individual.